Cómo lidiar con las emociones
Sientes que se te está cayendo el pelo del estrés? piensas que pasas fácilmente de la tristeza a la furia? de pronto te encuentras discutiendo con el hombre de atención a clientes? peleas con tu hermano o tu pareja por cualquier cosa? en ocasiones caes en el miedo y la angustia y no sabes qué está pasando?
Hoy vamos a revisar este tema sobre las emociones y cómo gestionarlas, desde el punto de vista del desarrollo humano y del coaching de vida.
Antes que nada, quiero decirte que no soy un profesional de la salud y que esta información que te comparto a continuación no sustituye ningún tratamiento médico. Por lo que, si consideras que tus emociones se están saliendo de control y no te permiten llevar una vida saludable, es conveniente consultar a tu médico de confianza.
Las emociones son el conjunto de reacciones psicofisiológicas que tenemos como respuesta a estímulos externos. Esos movimientos o impulsos producen una alteración de corta duración en nuestro estado de ánimo, pueden ser de gran intensidad y nos permiten adaptarnos a situaciones, personas, lugares u objetos. Existen 7 emociones básicas y de ellas se pueden desprender hasta 5 o 10 emociones más.
Las emociones básicas son:
1) La ira
2) El miedo
3) La felicidad
4) El amor
5) La sorpresa
6) El disgusto
7) La tristeza
Es importante saber cuáles son las emociones básicas porque no es lo mismo, por ejemplo, caer en un cuadro de ira, que estar molesto porque sucedió alguna situación desagradable. Ciertamente no estamos hablando de la misma cosa.
Daniel Goleman, en su libro “La inteligencia emocional” nos comparte los detalles fisiológicos acerca de cómo cada emoción prepara al organismo para una clase distinta de respuesta:
Con la ira, la sangre fluye a las manos, y así resulta más fácil tomar un arma o golpear a un enemigo; el ritmo cardíaco se eleva y un aumento de hormonas como la adrenalina genera un ritmo de energía lo suficientemente fuerte para originar una acción vigorosa.
Con el miedo, la sangre va a los músculos esqueléticos grandes, como los de las piernas, y así resulta más fácil huir, y el rostro queda pálido debido a que la sangre deja de circular por él. Al mismo tiempo, el cuerpo se congela.
Entre los principales cambios biológicos de la felicidad, hay un aumento en la actividad en un centro nervioso que inhibe los sentimientos negativos y favorece un aumento de la energía disponible, y una disminución de aquellos que generan pensamientos inquietantes.
El amor, los sentimientos de ternura y la satisfacción sexual dan lugar a un despertar parasimpático: el opuesto fisiológico de la movilización “lucha o huye” que comparten el miedo y la ira. Genera un estado general de calma.
El levantar las cejas en expresión de sorpresa permite un mayor alcance visual y también que llegue más luz a la retina. Esto ofrece más información sobre el acontecimiento inesperado, haciendo que resulte más fácil distinguir con precisión lo que está ocurriendo e idear el mejor plan de acción.
La expresión de disgusto es igual en el mundo entero y envía un mensaje idéntico: algo tiene un sabor o un olor repugnante, o lo es en sentido metafórico. La expresión facial de disgusto –el labio superior torcido a un costado mientras la nariz se frunce ligeramente–.
Una función importante de la tristeza es ayudar a adaptarse a una pérdida significativa. Como la muerte de una persona cercana, o una decepción grande. La tristeza produce una caída de la energía y el entusiasmo por las actividades de la vida, sobre todo por las diversiones y los placeres y, a medida que se profundiza y se acerca a la depresión, hace más lento el metabolismo del organismo.
Así que como podrás apreciar, quedarse en alguna de estas emociones, puede generar cambios importantes en la salud y el bienestar. Por ello, es adecuado identificar cuál (es) son las emociones que limitan tu desempeño. Comúnmente las emociones limitantes son la ira, el miedo, el disgusto y la tristeza.
Para lidiar con las emociones, son necesarias 2 cosas:
1) Identificar cuál es la emoción (es) limitante que sientes y su frecuencia
2) Cuál es la persona o situación relacionada con la aparición de esa emoción (es)
Después de hacerlo, hay que tomar acción. Por ejemplo, puedes reducir el tiempo que pasas con la(s) persona que detona la emoción limitante o eliminar por completo las interacciones con ella; trabajar en sesiones de coaching la gestión emocional estableciendo acciones específicas para reducir su frecuencia o realizar ejercicios de meditación. Por otro lado, si existen situaciones que se presentan frecuentemente, por ejemplo, en el ámbito laboral pero debes seguir en ese lugar, entonces es necesario adoptar alguna(s) de las siguientes estrategias:
1. Hacer ejercicios de respiración profunda en el lugar de trabajo
2. Cuando sientas disgusto o ira, guarda silencio y/o retírate del lugar
3. Mantente hidratado
4. Realiza ejercicio por 30 minutos al menos 4 días de la semana
5. No escribir mensajes (texto, email) mientras esté presente la emoción
6. No conducir o tomar objetos peligrosos con las manos
7. Si una persona inicia una discusión, aléjate hasta que recuperes la tranquilidad
8. Estudiar sobre inteligencia emocional y ponerla en práctica regularmente
Referencias.
De la Serna, Juan Moisés (2018). Alexitimia. Un mundo sin emociones. Tektime. ISBN 978-8873046547.
Cambios orgánicos en las emociones y sus razones evolutivas: algunos de los cambios están documentados en Robert W. Levenson, Paul Ekman y Wallace V. Friesen: "La acción facial voluntaria genera una actividad autónoma del sistema nervioso específica de las emociones", Psychophysiology 27, 1990.
Liliana Franco
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