Creo que en la vida pasamos mucho tiempo buscando agradarle a otras personas; a la familia, a los amigos, a la pareja, a los compañeros del trabajo o al jefe. Ponemos grandes esfuerzos en tratar de ser mejor para que esa otra persona nos acepte o para que nos vea de determinada manera.
A quién le agradas?
La reflexión que quiero hacer hoy contigo es que en ocasiones no nos damos cuenta (o lo hacemos demasiado tarde) que la persona ideal para agradarle eres tú mismo. Las comparaciones con otros nos dañan profundamente, pues siempre habrá alguien más inteligente, bello, capaz, valiente o trabajador que tú. Las personas vivimos sufriendo por todo, si somos solteros, si somos casados, si tenemos muchos hijos, si no los tenemos, si hemos estudiado, si no lo hemos hecho, si tenemos dinero, si quisiéramos tener más, etc. cuando la realidad es que deberíamos de ser felices y disfrutar lo que tenemos hoy mientras trabajamos por algo mejor.
Cuando te quieres lo suficiente, primero aprendes a disfrutar de tu compañía y llegas a ser consciente de que tu felicidad y tranquilidad depende solo de ti y de nadie más. No depositas en nadie la responsabilidad de hacerte feliz, pues todo puede ser pasajero, pero tu persona estará contigo siempre.
Si hablamos de identidad, tú eres el único responsable de lo que eres y de la persona en que te estás convirtiendo. La buena noticia es que cada día es una nueva oportunidad para reinventarte y para crear una mejor versión de ti, mas consciente de tus necesidades y metas y más preparado para el futuro. Cuando tomes completa responsabilidad de tu vida, aprenderás de los errores sabiendo que no eres perfecto y tomarás el control de tus pensamientos, emociones y acciones.
Tú no eres lo que piensas, tus pensamientos son generados a raíz de tu sistema de creencias, pero tú tienes el poder de modificarlos. ¿Y por qué querrías modificarlos? porque los pensamientos terminan en emociones, las emociones en palabras, el lenguaje en acciones y las acciones en identidad. En otras palabras, como piensas eres. Si cuidas tus pensamientos y los cultivas con una mentalidad positiva, te agregarán valor y se transformarán en acciones que te ayudan.
Todo el amor propio que generes, será apreciado por los demás y se notará en la forma en cómo te conduces tanto a nivel personal como laboral. Amor propio no es solo hablarte bien, es:
Tomar responsabilidad de tus reacciones y acciones
Expresar lo que sientes y necesitas
Cuidar tu salud y hacer ejercicio físico
Alejarte de ambientes y personas tóxicas
Cultivar relaciones sanas
Mejorar la forma en cómo comunicas las cosas
Auto regular tus emociones
Por ello, hoy te invito a que inviertas energía en mejorar tu persona, física y emocionalmente. Ten presente que todo lo que hagas por ti te ayudará a sentirte mejor y eso se reflejará hacia el mundo exterior y por consiguiente el mundo exterior te regresará más de lo mismo. Si tú te tratas y te sientes bien, los demás harán lo mismo.
Coach personal, Liliana Franco.
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