Así como en las relaciones personales, en el trabajo resulta esencial contar con inteligencia emocional debido a que el estrés, los problemas y las diferencias de opinión, pueden dañar la comunicación entre colaboradores y/o con sus líderes y en casos graves, terminar una relación laboral.
Qué es la inteligencia emocional
La inteligencia emocional definida por Daniel Goleman, es la habilidad de ser capaz de motivarse y persistir frente a las decepciones; controlar el impulso y demorar la gratificación, regular el humor y evitar que los trastornos disminuyan la capacidad de pensar; mostrar empatía y abrigar esperanzas.
Ahora, ¿cómo bajamos el concepto de inteligencia emocional en la oficina?
Empleados que en su área de trabajo reciben críticas destructivas por parte de sus pares y/o superiores, da lugar a que la persona tome una actitud defensiva, a que evada la responsabilidad o a que se bloquee evitando cualquier contacto con aquel que originó dicha agresión.
Por el contrario, si la persona que ha cometido un error, recibe retroalimentación sobre los hechos (no agresiones hacia su persona) entonces este colaborador se mostrará receptivo y comenzará a generar ideas y soluciones de mejora.
Cuando carecemos de inteligencia emocional podemos causar un efecto negativo en los que nos rodean, pues, con cada comentario y acción agresiva, quien lo recibe adoptará una actitud defensiva y evitará futuras interacciones. Por supuesto que todo esto generará un déficit en los resultados del negocio.
Para ser efectivos y ser inteligentes emocionalmente, Daniel Goleman nos sugiere:
1) Ser específico. Decir exactamente cuál es el problema y describir los hechos. Evitar ligar los comentarios al carácter, pues esto resultará en una postura deficiente.
2) Ofrecer una solución. Cuando la retroalimentación es objetiva, puede incluir una lluvia de ideas de posibles soluciones o formas de hacer las cosas (sin hacer su trabajo) para que el colaborador se sienta motivado a terminar e incrementar sus resultados.
3) Estar presente. Las críticas resultan más efectivas cuando se hacen en privado. Evita ridiculizar a la persona o reprenderla frente a otros pues esto generará un sentimiento negativo o rencores que disminuirán su capacidad de mejora.
4) Mostrarse sensible. La empatía es clave en las relaciones. Ponerte en los zapatos del otro ayuda a que en la conversación la persona no se sienta incompetente o desanimada. Cuando motivas al otro, hay mejor ambiente laboral y los miembros del equipo se vuelven más productivos.
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Coach personal, Liliana Franco.
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